Jamás volvería a dejar a un familiar en esa residencia. Mi suegra ingresó andando y con la piel intacta. En mes y media tenía tres úlceras por presión, una de ellas de grado 4 en una cadera y otras dos de grado 2 en la otra cadera y el sacro, que no nos supieron explicar cómo podía haber sucedido aquello. Desde que se las empezaron a tratar pasaron 22 días hasta que la familia nos enteramos. Y eso porque tuvieron que ingresarla en el hospital Río Carrión con una infección de caballo y 86% de saturación de oxígeno al ingreso. Dos meses después le pusieron una sonda nasogastrica porque apenas comía ya. Al día siguiente nos llamaron que la llevaban muy grave de nuevo al Río Carrión. En la residencia, unos nos dijeron que se había arrancado ella la sonda (cosa habitual y entendible en enfermos de Alzheimer) y otros que había vomitado y la había expulsado. Cungqvado llegamos al hospital, el médico de urgencias nos explicó que había llegado muy mal porque se había bronco aspirado con el vómito. Pero además (y esto es de juzgado de guardia), el médico nos dijo literalmente "esta señora no tiene riñones". Ante nuestro estupor, nos explicó que no tenía función renal y que no se lo explicaba ya que en la analítica de la primera vez que ingresó los valores eran normales. ¿Cuánto tiempo llevaba sin orinar sin que absolutamente nadie se diera cuenta o no hiciera nada por solucionarlo? A los tres días falleció. Y hacía cuatro meses que había entrado andando y sin una sola escara en la piel. Además, en este tiempo, pillamos al médico en no pocas mentiras sobre su estado de salud. Definitivamente vergonzoso. No condenen a sus familiares llevándolos a esta residencia.